martes, 2 de agosto de 2011

FOTOGRAFIANDO EL TEMPLO DEL ALMA: DESNUDOS (PARTE III )

El retrato de desnudez siempre ha sido un gran desafío para los artistas y ha despertado fascinación a lo largo de la Historia del Arte. Más allá del tabú, del aspecto erótico o la vanidad, este tipo de fotografía refleja la expresión técnica y artística del fotógrafo, en su mirada personal sobre la belleza del cuerpo vestido solamente con luces y sombras. POR ARTE FOTOGRAFICO JARS:  POR ALCIDES MAFRA

cómo será cuando atrás de la cámara hay una mujer? Para Autumn Sonnichsen, sería mucho mejor si ella fuese hombre. “Tengo la impresión de que es más fácil que se tome a serie a un hombre viejo que a una mujer con cara de adolescente”, justifica lacaliforniana de 27 años, una nómade que ya vivió en diferentes ciudades de Europa y América. Comenzó a fotografiar en el colegio, a los quince años, trabajó como asistente de un fotógrafo de moda en Berlín y para fotógrafos europeos durante su estadía en África del Sur. En Brasil, fue editora de fotografía de la revista masculina Ele Ela. Publicó ensayos en Playboy, en Trip y en otras publicaciones. Prepara un libro sobre sus años en Brasil, anhela hacer su propia revista y aún tiene idea de este año pasar un tiempo en su casa en Los Ángeles y algunos meses en Tailandia. Una trayectoria y un ritmo de trabajo que mal parecen caben en veinte y pocos años.
Autumn aprecia la estética de la pornografía, prefiere fotografiar mujeres y adolescentes rebeldes. “Visualmente, me gusta de todo un poco, pero, en principio, lo que me atrae más es una mujer que sabe muy bien lo que ella tienen de bueno, una mujer que asume su papel sexual”,completa. De la primera tapa de revista que hizo, ella no guarda ningún recuerdo significativo. Marcó más el primer ensayo con una amiga, que se transformó en la modelo preferida: “Tenía la sensación de haber encontrado mi compañera ideal de trabajo, una cosa que era muy especial para mí y dejó todo mi trabajo de allí para adelante más caliente, más enfocado y comencé a esperar más de mis otras modelos. trabajar se hizo cada vez más difícil y, al mismo tiempo, mucho mejor”. La fotógrafa no establece rótulos para lo que hace, ni aprecia eso. “En principio, no me gusta mucho la palabra “desnuda”. La expresión y el sentimiento en cada foto tiene que ver con cada mujer y no se si ella está o no vestida”. Ella también se esquiva cuando el asunto es tabú, por considerarlo batido e desinteresante.
Por más comentado que esté el asunto del desnudo artístico, los viejos tabúes y polémicas sobre lo bueno y lo malo aún se mantienen vigente. El reconocido fotógrafo Gal Oppido, de 56 años, sintió en carne propia los prejuicios que aún envuelven este estilo fotográfico. A principio de año, al solicitar la impresión de parte de su portafolio a una empresa que produce libros de fotografía vía Internet, se encontró frente a la siguiente situación: la empresa se recusó a imprimir algunas imágenes porque entendieron que poseían “contenido indebido”, factible a ser “considerado ofensivo, pornográfico, obsceno”. El incidente generó “innumerables” discusiones en Internet. La palabra “censura”, de eterna mala fama, estuvo presente en casi todas ellas. Gal, que fotografía desde 1976 y tiene en el cuerpo y en sus posibles contenidos un tema recurrente, quedó sorprendido: jamás había tenía semejante problema. Si bien fue una situación complicada para el fotógrafo, fue positivo porque se colocó en discusión la relación entre la fotografía y las empresas que viabilizan las imágenes. “¿Cuáles son los criterios que orientan a una empresa a vetar o no un trabajo?”, cuestiona. Para él, aún reina una moral primitiva que no permite entender estas nuevas expresiones. Sin embargo, el fotógrafo señala que “la propia moral tiene una transitoriedad y cambia de significados, principalmente en nuestros tiempos donde la religión está perdiendo importancia”, analiza. En su entendimiento, la sutileza entre lo que es “indebido,” y lo que no es, está bien establecida: “El porno trabaja con este soporte de culpa, el cuerpo como siendo esta revelación prohibida. Hablo de lo erótico haciendo referencia a los contenidos que lo erótico contiene”, distingue Gal Oppido.
Más allá del erotismo, otro criterio acostumbra a generar críticas: el padrón estético vigente. Exhibir un cuerpo fuera de este encuadramiento riguroso, ampliamente difundido por los medios, puede condenar la obra al limbo del “mal gusto”. Kazuo Okubo, de 49 años, otro fotógrafo respetado dentro del segmento, es uno de los que se recusan a trabajar dentro de los límites impuestos por el padrón vigente. Hace más de diez años, él pensó en el proyecto “De todas las formas”, inspirado en el trabajo de Spencer Tunick, que fotografía multitudes de personas desnudas. “Tengo mi ideal de estética, usted tiene el suyo y la industria vende el de ella. En este trabajo, yo quise pasar que, independientemente del formato de nuestro cuerpo, él es nuestro templo y debe ser adorado. Él ama y es amado estando dentro o fuera de los “padrones”, afirma.
Aprobado por la Caixa Cultural en 2007, el material fue impreso en catálogo y ganó exposiciones. Sufrió rechazos de algunos espacios también. La mayoría de las fotos fueron tomadas en la calle, en locales de movimiento de la Capital Federal, lo que exigía de velocidad: “En dos oportunidades, llegó la policía. Pero tuve suerte que en ambas situaciones, ya habíamos terminado y las personas ya estaban vestidas. Tuve varias situaciones complicadas y divertidas…”
La visión de Kazuo, profesional con 34 años, resume el sentimiento que mueve el fotógrafo dedicado a un trabajo serio de desnudo: “Veo el cuerpo como un camino de varias posibilidades de crear buenas fotografías”. En el fondo, pese al tabú y el pudor, la piel no es nada más que un soporte, una página en blanco, como afirma Gal Oppido, una pasaje, como entiendo Romero Cruz, una celebración de lo bello en su más pura expresión, como conceptualiza Jaison James. Porque, así puntua Kazuo, lo que importa es la fotografía, “una foto que me guste, una foto que me dé placer, tanto por la realización como por la contemplación”.

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